Mexicanos sin derecho a disentir
Es bastante común escuchar a las personas decir que todos tenemos derecho a la libertad de expresión, pero al momento de aplicar y respetar esta idea nos podremos encontrar con que la realidad difiere más de lo que se dice o piensa. Basta dar nuestra perspectiva respecto de temas controversiales que tendrán impacto en la sociedad como en la creación de nuevas leyes y políticas públicas o simplemente su modificación para darnos cuenta que en su mayoría las personas se molestan, se sienten ofendidas o aludidas al escuchar que alguien expresa totalmente lo contrario a lo que piensa o siente respecto de un tema en particular.
En su mayoría cualquier persona acostumbra argumentar desde lo que piensa, siente y vive sin analizar objetivamente el tema, pero en México es una costumbre entrar en un debate involucrando principalmente los pensamientos y sentimientos, antes que respaldarse en datos y fuentes confiables. Ya en el debate, cuando no logramos persuadir de nuestra postura buscamos desacreditar al estilo de vida de la persona o sus relaciones, transgiversamos sus palabras y exageramos las posibles consecuencias de aceptar la postura contraria. Basta observar la forma en la que se hace política en nuestro país para palpar la suma molestia que ocasiona a muchos mexicanos escuchar o leer que alguien expresa todo lo contrario a lo que creemos, aplicamos y vivimos en algunas o en todas las áreas de nuestras vidas. Por esta razón los debates políticos en nuestro país son más un mero espectáculo y ganará no el que tenga las fuentes más confiables y los mejores argumentos si no el más simpático y carismático.
El derecho a disentir en todos los niveles de la sociedad desde la familia, amigos, compañeros, vecinos y demás es casi intangible y si alguien se atreve a tocarlo se tendrá que atener a las consecuencias de su afrenta, que van desde ridiculizaciones, insultos, amenazas, agresiones y en los casos más graves la pérdida de la propia vida. Quien tiene muy claro dicha restricción en nuestro país son los periodistas basta con referirnos a la investigación que han venido realizando “Reporteros sin Fronteras” para darnos cuenta de que en México hay temas que no se deben, ni pueden tocar (https://rsf-informeanual-2015.webnode.es/_files/200000620-eb483eb485/RSF%202019_ES.pdf).
La libertad de expresión implica el derecho a disentir y esta protegido por la Constitución Mexicana pero en la realidad social que vivimos a diario el respeto y apertura a la diferencia de opiniones y creencias no existe. Por ejemplo, una lucha contra la libertad de expresión que existió el año pasado en nuestro país es la apertura a grupos religiosos en los medios de comunicación masivos, sobre todo en la radio, muchos del medio protestaron en contra bajo el argumento de que ya no seríamos un “Estado Laico” y que sería un “retroceso” para nuestro país. Siendo así que aquellos que proclaman y declaran luchar y defender día a día la libertad de expresión en México, en ciertos temas, no creen ni apoyan en absoluto que ciertas voces tengan el derecho de ser escuchadas por que difieren radicalmente de su sistema de valores y creencias.
Es necesario fomentar desde las familias, las escuelas, universidades, instituciones públicas y privadas una cultura de respeto y tolerancia para la gran diversidad de opiniones, creencias y pensamientos que existen en México. Mientras se siga minimizando el callar, ridiculizar, insultar y agredir a las personas por disentir con nuestras opiniones, difícilmente podremos construir una sociedad que dé apertura a espacios en los que se puedan debatir temas controversiales con respeto, pues como mexicanos nos tomamos las expresiones muy personales y más aún, si menoscaban nuestras ideas, sentimientos o intereses, tal pareciera que en México no tenemos derecho a disentir.